domingo, 11 de febrero de 2007

...el supuesto gran amor.....


Tú no me amaste como quise.
No me protegiste cuando lo necesité.

Me hiciste llorar una y otra vez.

Nunca escuché de tu voz un amable gesto.
Tampoco me atreví a pedírtelo.

Tu rostro me provocaba miedo.,
y tu voz provocaba más temor aún..

Contigo tuve las más grandes dudas.
de la vida, de la existencia, del amor, del cariño.

Contigo supe claramente lo que significaba,
el dolor, la tristeza, la pena, la soledad.

Se supone que es un amor para toda la vida,
Pero duró tan poco.

Me sentí desvalida,
dueña de nada, nada obtenía de ti.

Ahora cuando recuerdo de apoco.
me siento minúscula, diminuta,
tú me redujiste.

Hombre,….. TÚ!…… supuestamente sabio,
¿Por qué no me enseñaste sabiduría?
¿Por qué no me hiciste grande?
¿Por qué no acariciaste mi rodilla al caer?
¿Por qué no secaste mis lágrimas cuando tenía pena?
¿Por qué no compartí contigo una carcajada, una sonrisa, una alegría?

TÚ, padre que me diste la vida,
con tu indiferencia e indolencia, me la quitaste de apoco.
La vida, ésa que se vive con gozo y entusiasmo,
La misma que compartes contento tus días,
No quisiste dármela. O no fuiste capaz.

Eres un ser humano pobre, carente de emociones
Imposibilitado de generar amor.

Donde estés, (si es que estás),
ojala recuerdes que tienes una “niña grande” dando vueltas por el mundo,
quizá muy cerca de ti,

pero que jamás vas a encontrar

porque jamás pudiste siquiera ver.

8 comentarios:

Helena dijo...

Hola Historia:

Un poema duro y sincero el tuyo.
Admiro tu valor y tu forma tan natural, sencilla y poética a la vez, de expresar tus sentimientos e indignaciones.
De corazon: ¡Felicidades!

Eugenia Cristina dijo...

Muy doloroso.
Si es real, espero que Dios lo sane. Como decía Santo Tomás Moro: "La Tierra no contiene ningún mal que el Cielo no pueda remediar".

Gracias por visitarme. Mi miedo a las inyecciones se esfumó ya definitivamente, en esa temporada en que como mínimo, mi tía Ernestina me inyectaba estreptomicina cada doce horas.

Un cariñoso y sanador abrazo.

Juan Lucas dijo...

Mi dulce historia (como desearía saber tu nombre)tus poemas, tus historias reales o ficticias como me dijiste un día me duelen como a ti, tanto que me gustaría ser bálsamos reparador de heridas. Historia, mi dulce historia, apoyo las palabras de Eugenia Cristina y te puedo decir que yo - aunque parezca mentira - conocí a mi padre, lo que me quería, lo que nos queria a todos... su ternura, cuando moría... su educación (machista) de "puro macho", de que no debía ser tiernos con los hijos, de que no debía derramar una lágrima, de no besar... le impidió quizás demostrar que en el fondo era tierno como una flor, como una mariposa.
Besos para mi historia.
Juan Lucas.

Ekuafilms dijo...

kede plop...... no se ke decir


ojala k el tiempo los vuelva a juntar


besos

bye

historia dijo...

helena:cuando las cosas son en "carne viva" (como el título del blog) no puede ser de otra manera. duro pero real.

e.cristina:¡que bueno que pasó el susto!.......
cariños para ti también.

j.lucas:las historias duelen pero te hacen fuertes.....no todos tenemos la misma suerte. a mi me quitaron esa suerte pero me dieron otras,,,aunque nada se compara con el amor del padre.
muchos cariños.,

ekuafilms: difícil que el tiempo junte algo tan irreal...
en fin, hay que seguir pa' delante no más!!!!!
besos pa' ti también.....

Luna Agua dijo...

Hoy las familias ya no son el dibujo de lo que eran antes, es decir, amor de padre, amor de madre ,amor de hermanos.
Son distintas, con ausencias de algunos...pero no por eso peor. Solo distintas.
Lo importante es recibir amor de alguno de ellos. Amor fuerte.


Saludos

Horacio Fioriello dijo...

Carta a una hija desconocida

Hace tanto que te busco,
aun recuerdo el olor de tu cuello recostado sobre el mío
y ese gorjido tan parecido a un llamado que reclama mi nombre.
Se que has crecido, te busco en las calles y pronuncio tu nombre en voz alta,
y me dan ganas de gritarlo, por que me duele saber que si pasas a mi lado no podría reconocerte, y tampoco podrías, solo espero que en tus genes haya quedado la huella tierna de haberte engendrado con amor, y si alguna vez tomas una pluma y escribes te preguntes de que vena la tinta sangra por tus dedos.
siempre estaré cerca, aun en la presencia feroz de tu rencor,
para contarte la otra parte de la historia
para que armes y comprendas finalmente ese rompecabezas del que te faltan piezas
que lleva por título: abandono.

Horacio

BELMAR dijo...

me fue muy placentero visitarte y recorrerte...